Siglo XV. Colegiata de Santa Mª de la Redonda
El quinquenio de 1430 a 1435 resulta ser para Logroño uno de los lustros más generosos de la historia local. En 1431 la villa de Logroño recibió el título de ciudad; en 1432 se recibe en Valcuerna la primera comunidad de frailes Dominicos; finalmente en 1435 la parroquia de Santa María de la Redonda, cuyo prestigio ascendente era notable, cambió canónicamente su figura eclesiástica quedando constituida en Iglesia Colegiata unida canónicamente a la de San Martín de Albelda, a la vez que conservaba su entidad de parroquia.
De acuerdo con este proyecto, un solo cabildo atendería a las dos colegiatas bajo el nombre de “San Martín de Albelda y de Santa María de la Redonda de Logroño”. El número de canónigos se fijó en doce y se instituyeron dos dignidades: el Sacristán, primera silla tras el obispo, y el Chante. De los doce canónigos, seis entraban por la gracia del Papa mientras que los otros seis, que debarían ser hijos de la parroquia, eran elegidos por el cabildo y los parroquianos.
Aparte la vida litúrgica común de misas y funerales, los canónigos debían seguir el ritmo de salmodias y cultos prescritos a cualquier catedral o colegiata.
En este periodo, el obispo otorgó a la Colegiata de Santa María de la Redonda las rentas de las ermitas o abadías de San Juan, San Gil y de Torrijas, todas ellas en el término municipal de Logroño.
De acuerdo con este proyecto, un solo cabildo atendería a las dos colegiatas bajo el nombre de “San Martín de Albelda y de Santa María de la Redonda de Logroño”. El número de canónigos se fijó en doce y se instituyeron dos dignidades: el Sacristán, primera silla tras el obispo, y el Chante. De los doce canónigos, seis entraban por la gracia del Papa mientras que los otros seis, que debarían ser hijos de la parroquia, eran elegidos por el cabildo y los parroquianos.
Aparte la vida litúrgica común de misas y funerales, los canónigos debían seguir el ritmo de salmodias y cultos prescritos a cualquier catedral o colegiata.
En este periodo, el obispo otorgó a la Colegiata de Santa María de la Redonda las rentas de las ermitas o abadías de San Juan, San Gil y de Torrijas, todas ellas en el término municipal de Logroño.
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